Texto: Roidys Martínez Maldonado
Foto: Archivos de Facebook
(Si me preguntan cómo debe ser un Médico... )
El 80 por ciento del diagnóstico lo da el paciente. No recuerdo si lo escuché de un avezado en la materia o si fue una conclusión a la que he llegado con el tiempo. Sé de galenos que ponen en práctica este principio y Eduardo Caballero es uno de ellos, porque ser coloquial con el paciente es uno de sus sellos distintivos. Él te escucha y te explica, dos cualidades bastante escasas por estos tiempos. Cuando entras a su popular y demandada consulta, allí por donde le toque rotar, te adentras en un clima de confianza tal, que como arte de magia comienzas a sentirte mejor.
Aunque se sabe de memoria los más inimaginables volúmenes de Medicina, ve a cada paciente como un libro abierto desconocido para él, que le aportará otro granito de arena a su intelecto.
No lo marca la autosuficiencia de demostrar que se la sabe todas(aunque creo que es así). Él quiere escuchar cómo y cuándo te comenzó el dolor o la molestia, qué antecedentes tiene tu enfermedad, en qué momento del día se te agudiza el mal, qué tratamiento anterior has tenido y cuál ha sido su efectividad.
Luego, en su turno de hablar, te da una clase magistral. Recuerdo que en una ocasión acudí a él, preocupado porque pensaba que mi prolapso de válvula mitral era algo raro y mortal.
¡Y la que me busqué…….!
Vi pasar frente a mí decenas de hojas en las que dibujaba corazones, arterias, atrios, ventrículos, válvulas, glóbulos y valvas. Toda una clase de Cardiología que me hizo comprender que era mucha la vida que tenía por delante y que en mucho dependía de mí y de mi estilo de vida superar una afección tan común.
Aquellos trazos en esas hojas blancas aquella detallada y paciente explicación y el preciado tiempo que el médico me dedicó fueron la única medicina que recibí, pero me bastaron para salir de allí sintiéndome mucho mejor, comprendía qué era realmente lo que tenía y sabía cómo enfrentarlo y, sobre todo, me alivió ser atendido con esmero y SENSIBILIDAD.
Nada, que no es sólo un apellido, es que Eduardo es un “Caballero”.
LO DEBIÉRAMOS CLONAR