-“¿Ustedes son trabajadores agrícolas?” – pregunté ignorante.
-¨No, no, qué va… somos profesores de esta escuela¨- me respondió sonriente uno de aquellos hombres, dejando ver unas gotas de sudor que rodaban por su frente, debajo del sombrero de yarey.
Entonces comprendí: en un centro educacional el proceso docente educativo es la prioridad número uno.
El comportamiento de los diferentes indicadores, el cumplimiento del reglamento escolar, las actividades docentes y extradocentes, entre otras muchas facetas de la vida escolar, matizan el día a día del período lectivo.
Así ocurre en el Instituto Pre Universitario Alberto Fernández, de Baraguá, un centro que es ejemplo para las demás instituciones educativas del territorio. Pero no solo por estos motivos esta escuela es referencia para el resto. Un ámbito en el que también se destacan, de mucha importancia, es el de la producción de alimentos.
En un área completamente sembrada, se exhibe con orgullo una gran variedad de renglones: viandas como la yuca, el plátano y el boniato; frutas como la guayaba y el plátano fruta, entre otros tantos. Y es que las parcelas se cuidan y se mantienen con el mismo celo con que se protegen los medios básicos o se mantiene la limpieza de las aulas.
-“No hay como abastecerse a sí mismo. Todo el año tenemos algo para contribuir con las actividades: las del día del Educador, los aniversarios de la FEEM, los 4 de abril y demás ”.Me decía finalmente, con orgullo, uno de aquellos hombres que confundí con campesinos.
Yo los escuchaba y me parecía que crecían a la vez que hablaban, quizás por aquello de que “el Hombre crece, con el trabajo que sale de sus manos”.
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